La
inocencia se dispersa
como
la neblina descendente
de
los caminos que cubren las ilusiones
con
el frio de la tormenta,
deteriorando
el semblante de la lejanía;
diseñado
por el espejismo
de
los arboles que se reúnen
alrededor
de los abismos
y
mantienen cautiva;
la
maldición de la naturaleza
en
parajes profundos,
exaltados
por la antigüedad
a
punto de despertar,
marcados
por la huella del abandono
donde
la anarquía mental,
soporto
el error de los antepasados
permitiendo
que el futuro
los
despojara de su inmortalidad.
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