domingo, 30 de junio de 2013

Un extraño cambio de destino

Un extraño cambio de destino

En ese extraño segundo de abandono
que reflejo en sus corneas la noche
el mundo volvió a ser otro,
la vida volvió a ser otra,
la necesidad volvió a ser otra,
volvió esa tristeza con la que regresamos
a los labios de aquel litoral de sueños,
donde el mar se tragaba el sol a ciertas horas,
y los ocasos eran  deseos realizados
de los cobardes que creen en el destino
y todo sucedió en ese extraño segundo
con apariencia de siglo;
en ese instante
que le extrae una costilla al sarcasmo
y  confecciona  la más profunda
de las melancolías a la vida.

lunes, 1 de abril de 2013

Dios se empeña demasiado en no existir

Dios se empeña demasiado en no existir

Mi alma se enreda,
en la exhalación de su recuerdo,
en el vació marcado por la muerte;
en el escalofrió que acecha por el viento
perdido en una cobarde plegaria,
en un mundo que me provoca claustrofobia,
olor a suicidio que recorre mi encierro
en un ataúd a la medida de mi soledad,
mientras la vida consume sus muertos a diario,
escribiendo destinos o dejándolos en blanco
qué más da si Dios es capaz de estar tranquilo;
y yo siento la tristeza descender
descaradamente visible por mi frente
atrayendo un enjambre de pensamientos
que se convierten en insomnio,
que algún rayo de sol interrumpe
al deslizarse por mi cuarto;
que huele a tabaco y a desorden,
partículas de sueños rotos bajo mi cama
que soportan la oscuridad cada noche
y beben la humedad con la que mis ojos
manifiestan el dolor de su ausencia.
¡qué más da si Dios es capaz de no existir!


sábado, 23 de marzo de 2013

El ultimo abrazo

El ultimo abrazo

Recuerda Abuelita el último abrazo,
con el que le dije que regresaría 
ese abrazo no fue de despedida;
ese abrazo contenía toda mi ilusión de volverla a ver,
de volver a escuchar sus historias por las tardes,
recuerda Abuelita, esa tierna rutina que  tenia
justo cuando el sol escapaba de la tierra
usted cubría con una manta al periquito
mientras le cantaba para que se durmiera,
igual que Dios cubre la tierra con la noche
para que el hombre sueñe;
recuerda Abuelita cuando alimentaba a escondidas
a yogui y a flofy como una amorosa travesura;
desde que ya no está Abuelita las muñecas que hizo
con sus manos cubiertas de años parecen estar intranquilas,
los botones que usted les tejió como ojos,
tienen una brillante humedad; como que se escondieran
para llorar amargamente por las noches su ausencia,
Abuelita, el último abrazo que nos dimos
es el ultimo recuerdo que tengo de usted;
antes de que se marchara a la eternidad en nuestros recuerdos;
porque cuando regrese solo encontré instalado
el ritual con el que el ser humano despide a sus muertos;
Abuelita, ahora que usted ya no esta
no entiendo porque el sol sigue saliendo,
no entiendo porque la tierra gira con agobiante normalidad,
solo el cielo en sus intervalos más oscuros
parece entender esta insoportable tristeza
y comparte su llanto con las calles;
desde que se fue Abuelita mi vida tiene los genes de una pesadilla
incluso esa sensación de que pronto despertare
y podre verla de nuevo, riendo en alguna etapa de mi vida,
donde siempre estuvo desde que nací;
pero el recuerdo  de ese triste día en el que la despedimos
cuando una ancianita que olía a llanto,
y en su mejilla tenía una lagrima que se había podrido con el tiempo;
se acerco a su ataúd y su mirada se perdió en el cristal,
que separa la vida de la muerte, me hizo ver;
que usted se ha marchado para siempre,
y ahora solo tengo este deseo incontenible de volverla a abrazar.