El Inmortal (a mi Padre)
Rastreando un momento feliz entre fotos
que paralizan recuerdos para
siempre,
descubrí que nunca imagine la muerte
hasta que su aliento de invierno
humedeció mis pupilas;
desde que no estás,
mi mirada no ha cambiado de
estación,
mis parpados anhelan morir cada
noche
para poder verte a la distancia de
un sueño,
para oírte en otra realidad,
para fingir que estas aquí y no
extrañarte,
me gustaría decirte que ya no soy
el niño
que creía en la medicina cuando
enfermaba,
ahora sé que era el amor de tus
cuidados el que me curaba
y comentarte también que deje de
ser
el adolescente que creía en la
rebeldía,
ahora soy el hombre que extraña tus
consejos,
que necesita sentir la fuerza de
tus abrazos
cada vez que volvía de emprender
alguna estupidez;
con tus manos construiste una
familia,
por eso no acepte que aquel día
las flores te rodearan y se
reunieran todas
alrededor del ataúd que encerró tu
despedida,
como la oscuridad rodea las
estrellas al extinguirse
por eso me negué a escuchar el orfeón
que anunciaba tu ausencia;
esos decibeles religiosos devotos
del miedo
se enredaban en mi alma y la
asfixiaban de culpa,
por eso no acepte la mentira de una
oración salvadora que traiciono la fe;
por eso no
acepto que ya no estés aquí.